Entre la primera y segunda de las
Guerras Púnicas entre
Roma y
Cartago, los cartagineses invadieron la península. Sus colonias más importantes las establecieron en la isla de
Ibiza y en
Cartagena, nombre que debiera hacer referencia a la nueva Cartago y absorbieron otras ciudades inicialmente fenicias como Cádiz o Málaga. Derrotada Cartago, Roma iniciaría una paulatina ocupación de la península, que se prolongaría a lo largo de casi 200 años. En las primeras décadas de la ocupación los romanos tuvieron que hacer frente al largo sitio de
Numancia, ciudad celtíbera ubicada en las orillas del
Duero, en las proximidades de la actual
Soria, que se prolongaría por casi 30 años, y a la guerra de guerrillas planteada por el caudillo lusitano
Viriato. Tras la muerte de Viriato (
139 adC), la lucha de los pueblos prerromanos contra Roma se volvería más disgregada y esporádica, aunque no finalizaría totalmente hasta los tiempos del emperador
Augusto con el
sometimiento de cántabros y astures. La ocupación culminaría con el pleno dominio de la península bajo el poder romano y su conversión en provincia bajo el nombre de
Hispania. El nombre de Hispania deriva de Ispania y este a su vez probablemente de una palabra púnica, con el significado de tierra de conejos, aunque hay otras posibilidades (ver Etimología en el punto 1 de este mismo artículo). Por primera vez aparece con sentido histórico en
Tito Livio 59 adC, que habla de Hispania y de hispani (hispanos, con sentido unitario).
Acueducto de Segovia (prov. Segovia)Los habitantes de Hispania adoptaron la cultura romana, su lengua y sus leyes, adquiriendo gran importancia dentro del imperio, puesto que incluso tres emperadores romanos,
Trajano,
Adriano y
Teodosio, además del filósofo
Lucio Anneo Séneca y otros personajes importantes, nacieron en la península.
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